La apacible vida de
un genio precoz
El 4 de mayo de 1777 el viejo párroco
de la iglesia de Wendengraben, en Brunswick,
Alemania, procede a inscribir en el registro
parroquial al más reciente de sus nuevos
feligreses: Johann Friedrich Carl; se trata
de un niño varón, nacido cuatro
días antes, el último día
del mes de abril, el hijo de un humilde matrimonio,
la pareja formada por Geghard Dietrich Gauss
y Dorothea Benze, ambos de 33 años.
Con el paso de los años, este niño
abandonará su primer nombre Johann y
será conocido en toda Europa como Carl
Freidrich Gauss, así es como firmará
sus obras.
Su padre, Geghard Dietrich, desempeñó
a lo largo de su vida los oficios manuales más
diversos: jardinero, como su padre, matarife,
albañil, mantenedor de los canales de
riego de la ciudad, maestro constructor de fuentes
y hasta cajero de una sociedad de seguros y
pompas fúnebres. Dorothea, su madre,
nació en Velpke, una aldea próxima
a Brunswick. Su padre era cantero y murió
de tuberculosis a la edad de treinta años,
dejando a la familia en una situación
precaria. Dorothea tuvo que emigrar a Brunswick,
junto a su hermano Friedrich, cuando contaba
26 años para trabajar de criada. Esta
fue su ocupación hasta que en 1776 contrajo
matrimonio con el versátil Geghard, que
había enviudado unos años antes.
En el seno de esta humilde familia, muy alejada
de los salones ilustrados de la nobleza germana,
el joven Gauss va a dar muestras tempranas de
su genio precoz. Él mismo, ya anciano,
acostumbraba a alardear de haber aprendido a
contar antes que a escribir y de haber aprendido
a leer por sí mismo, deletreando las
letras de los nombres de los parientes y amigos
de la familia. Y a él le debemos el relato
de la anécdota que le coloca como el
más precoz de los matemáticos.
Cuando tenía tan sólo tres años,
una mañana de un sábado de verano,
cuando su padre procedía a efectuar las
cuentas para abonar los salarios de los operarios
a su cargo, el niño le sorprende afirmando
que la suma está mal hecha y dando el
resultado correcto. El repaso posterior de Gerhard
dio la razón al niño. Nadie le
había enseñado los números
y mucho menos a sumar
“Ligget se!” (¡Aquí
está!)
A los siete años, tras serios esfuerzos
de Dorothea para convencer al padre, Gauss ingresa
en la escuela primaria, una vieja escuela, la
Katherinen Volkschule, dirigida por J.G Büttner,
donde compartirá aula con otros cien
escolares. La disciplina férrea parecía
ser el único argumento pedagógico
de Büttner, y de casi todos los maestros
de la época.
A los nueve años Gauss asiste a su primera
clase de Aritmética. Büttner propone
a su centenar de pupilos un problema terrible:
calcular la suma de los cien primeros números.
Nada más terminar de proponer el problema,
el jovencito Gauss traza un número en
su pizarrín y lo deposita en la mesa
del maestro exclamando: “Ligget se!”
(¡Ahí está!). Había
escrito 5.050. La respuesta correcta.
Ante los ojos atónitos de Büttner
y del resto de sus compañeros, Gauss
había aplicado, por supuesto sin saberlo,
el algoritmo de la suma de los términos
de una progresión aritmética.
Se había dado cuenta de que la suma de
la primera y la última cifra daba el
mismo resultado que la suma de la segunda y
la penúltima, etc., es decir: 1+ 100
= 2 + 99 = 3 + 98 = ... = 101
Como hay 50 parejas de números de esta
forma el resultado se obtendrá multiplicando
101 . 50 = 5.050
“Ligget se!”
Büttner tenía un ayudante, un joven
estudiante de 17 años, Martin Bartels,
que se encargaba de las clases de escritura
de los más pequeños. Pero, por
suerte para Gauss y para la ciencia, Bartels
era una amante de las matemáticas, y
un buen matemático, que acabó
obteniendo una cátedra en la universidad
de Kazan en la que dio clases de 1808 a 1820
teniendo como alumno a
Lobachevski. A pesar de la diferencia de
edad, Gauss tenía 10 años, juntos
se iniciaron en los caminos de las matemáticas.
En los libros de Bartels, Gauss se familiarizó
con el binomio de Newton para exponentes no
enteros y con las series infinitas e inició
los primeros pasos por el análisis.
Con 11 años de edad Gauss dejará
la Katherinen Volkschule para ingresar en el
Gymnasium Catharineum, a pesar de las reticencias
de su padre a que continúe sus estudios.
Allí estudia latín y griego y
al cabo de dos años accede al grado superior
de la enseñanza secundaria. Su fama se
empieza a extender por los círculos cultivados
de Brunswick y llegará a oídos
del duque Karl Wilhelm Ferdinand (1735-1806).
Así, en 1791, apadrinado por E.A.W. Zimmerman
(1743-1815), profesor de Collegium Carolinum
y consejero provincial del duque, éste
le recibe en audiencia. Gauss es un adolescente
de 14 años que deja impresionado al anciano
duque con su habilidad de cálculo. El
duque le proporcionará los fondos para
que pueda proseguir su formación y le
regalará las tablas de logaritmos elaboradas
por Johann Carl Schulze.
El 18 de febrero de 1792, antes de cumplir los
15 años hace su inscripción en
el Collegium Carolinum de Brunswick. En este
colegio da clases de matemáticas y ciencias
naturales E. A W. Von Zimmermann (1743-1815)
su valedor ante el duque
Gauss permanecerá en él hasta
1795, estudiando lenguas clásicas, literatura,
filosofía y, por supuesto, matemáticas
superiores, siendo un alumno brillante en todas
ellas. Entre sus lecturas de matemáticas
de esta época están los Principia
Mathematica de Newton, el Ars Conjectandi de
Jackob Bernoulli y algunas de las memorias de
Euler. En el Collegium Carolinum Gauss iniciará
alguna de sus futuras investigaciones matemáticas,
según sus propias confesiones posteriores,
como la distribución de los números
primos o los fundamentos de la geometría
Cuando en el otoño de 1795 se traslada
a la Universidad Georgia Augusta de Göttingen,
con una beca del Duque. Gauss aún no
ha decidido su futuro académico dudando
entre los estudios de Filología clásica
y las Matemáticas. Las lecciones de matemáticas,
no muy buenas según la opinión
de Gauss; las impartía el anciano profesor
Gotthelf Abraham Kästner que tenía
entonces 76 años.
En esta época conoce a Wolfgang
(Farkas) Bolyai, que se incorporó
a la universidad un año después
que él. Gauss, unos años más
tarde llegó a afirmar: “Bolyai
fue el único que supo interpretar mis
criterios metafísicos sobre las Matemáticas”.
Y también que Bolyai fue el “espíritu
más complicado que jamás conocí”
Bolyai es más
explícito al hablar de su amistad: “Nos
unía la pasión por las Matemáticas
y nuestra conciencia moral, y así paseábamos
durante largas horas en silencio, cada uno ocupado
en sus propios pensamientos”
Construcción con regla y compás
del polígono regular de 17 lados
Desde su llegada a Göttingen el joven Gauss
siguió desarrollando de forma autónoma
sus investigaciones sobre números que
había iniciado en el Collegium. Sin duda
más fruto de estas investigaciones que
de las enseñanzas de Kästner, cuando
Gauss estaba en su casa de Brunswick, se va
a producir un descubrimiento que será
clave, no sólo en la carrera de Gauss,
sino en el futuro de las matemáticas:
el heptadecágono, el polígono
regular de 17 lados se puede construir con regla
y compás. (Construcción
)
Él mismo, muchos años más
tarde, recordará el momento, en una carta
que dirige a Gerling fechada el 6 de enero de
1819:
“Fue el día 29 de marzo de
1796, durante unas vacaciones en Brunswick,
y la casualidad no tuvo la menor participación
en ello ya que fue fruto de esforzadas meditaciones;
en la mañana del citado día, antes
de levantarme de la cama, tuve la suerte de
ver con la mayor claridad toda esta correlación,
de forma que en el mismo sitio e inmediatamente
apliqué al heptadecágono la correspondiente
confirmación numérica.”
El día siguiente, el 30 de marzo,
justo un mes antes de cumplir los 19 años,
Gauss se decantará definitivamente por
las matemáticas y hará su primera
anotación en su diario de notas, un pequeño
cuaderno de 19 páginas, que acompañará
a Gauss hasta 1814, el diario científico
más importante de la historia de las
matemáticas, en el que irá anotando,
a veces de forma críptica, los resultados
matemáticos que le vienen a la cabeza,
en total 144 anotaciones. Por este diario desfilará
un alto porcentaje de los descubrimientos matemáticos
del siglo XIX. En este libro no fueron recogidos
todos los descubrimientos de Gauss en el período
prolífico de 1796 a 1814. Pero muchos
de los anotados bastarían para establecer
la prioridad de Gauss en campos, donde algunos
de sus contemporáneos se niegan a creer
que Gauss les precediera.
Muchos hallazgos que quedaron enterrados durante
décadas en este diario habrían
encumbrado a media docena de grandes matemáticos
de haber sido publicados. Algunos jamás
se hicieron públicos durante la vida
de Gauss, y nunca pretendió la prioridad
cuando otros autores se le anticiparon. Sus
anotaciones constituían descubrimientos
esenciales de la Matemática del siglo
XIX. Un documento que por desgracia para la
ciencia no verá la luz hasta casi 50
años después de la muerte de Gauss
“Principia quibus innititur sectio
circuli, ac divisibilitas eiusdem geometrica
in septemdecim partes, etc. Mart. 30 Brunsv.”
Con tan sólo 18 años, el
joven Gauss había hecho un descubrimiento
que por sí solo le habría hecho
pasar a la historia de las matemáticas.
Un descubrimiento que constituía sólo
la punta del iceberg de una teoría mucho
más amplia que dará origen tres
años más tarde a las Disquisitiones
Arithmeticae, obra que Gauss va madurando durante
su estancia en la universidad de Gottingën
Al terminar sus estudios Gauss deja de percibir
la subvención del duque y regresa a la
casa de sus padres en Brunswick. Por fortuna
la situación no duró mucho tiempo.
A principios de 1799 el duque le renueva su
apoyo económico con la misma cuantía
que cuando estaba estudiando. Esto le va a permitir
continuar sin preocupaciones monetarias con
sus investigaciones matemáticas, en concreto
ultimar la obra que recogía todas sus
conclusiones sobre los números, las Disquisitiones
Arithmeticae. Ahora nos explicamos el encendido
prefacio de Gauss manifestando su sincero agradecimiento
al duque Karl Wilhelm Ferdinand. Gauss siempre
fue una persona agradecida al duque, al fin
y al cabo la persona que había hecho
posible recibir una formación alejada
de sus posibilidades familiares  |