Así, con ocho años,
sus padres se trasladan a Florencia, mientras
Galileo permanece en Pisa al cuidado de Muzio
Tedaldi, pariente por parte materna. No obstante,
a los diez años se reúne con sus
padres, quienes confían su educación
a Jacopo Borghini. Este lo inscribió
pocos años después en el Monasterio
camalfolense de Vallombrasa, donde profesa como
novicio. Su padre, instado por la tradición
de sus ancestros (el nombre de Galileo le fue
impuesto al pisano en recuerdo de uno de sus
antepasados, médico de gran prestigio),
le envía de nuevo con Tedaldi, quien
lo matricula en 1581 en la carrera de medicina
en la Universidad de Pisa.
En contra de los anhelos paternos, Galileo se
interesa intensamente en las enseñanzas
que recibe de Filippo Fantoni, titular de la
cátedra de Matemáticas en dicha
universidad; enseñanzas que absorben
por entero sus estudios durante sus vacaciones
en Florencia. Por lo demás, los cursos
que impartiera Ostilio Ricci entre 1582 y 1583
sobre los "Elementos" de Euclides,
decantan por entero la vocación de Galileo,
y, en 1585, abandona sus estudios de medicina
sin completar su graduación, centrándose
por completo en el estudio de los textos de
Euclides y Arquímides,
que Ricci había heredado de su mentor
Tartaglia, traductor de numerosos tratados grecolatinos.
Comparece por primera vez la tenacidad del pisano,
que insiste con denuedo en afianzar su empeño,
enfrentando las reticencias y recelos paternos.
Ya en 1585-86 se encuentra enseñando
matemáticas en Siena, donde escribe su
primer libro "La Balancitta", sobre
las propiedades y fundamentos de las balanzas.
Tras su primer viaje a Roma, donde visita a
Clavius, profesor del Colegio Romano de los
jesuitas, consigue una plaza en Bolonia (en
buena medida por intersección del erudito
romano). A partir de entonces, Clavius y Guidobaldo
del Monte se convierten en sus mentores, confidentes
y amigos, con quienes intercambia numerosa correspondencia
y debate sobre sus hallazgos sobre el cálculo
del centro de gravedad de los cuerpos. La actividad
de Galileo en estos años es frenética,
ocupando varios puestos de prestigio en las
universidades toscanas y vénetas. En
1589, enseña en Pisa, sucediendo a Fantoni
en la cátedra de Matemáticas.
Durante su estancia en la ciudad toscana escribe
"De Motu", conjunto de ensayos sobre
la teoría del movimiento, que nunca llegó
a publicar. Sin embargo, los avatares familiares
ensombrecen la progresión del inicio
de su carrera. En 1591 muere su padre, y Galileo
con su sueldo de 60 escudos anuales debe afrontar
el sustento de su familia; y, en particular,
se ve instado a sufragar los dispendios de las
dotes matrimoniales de sus dos hermanas.
Galileo recurre a Del monte, quien lo propone
como profesor en la universidad de Padua, en
los dominios de la República independiente
de Venecia, cobrando un salario tres veces superior
del que percibía en Pisa (320 florines
anuales). En Padua, transcurre los dieciocho
mejores años de su vida, en un ambiente
alejado de la férrea censura pontificia,
como instructor en la Universidad que años
antes acogiera como alumno a Copérnico
y ajeno a las penurias económicas precedentes.
De nuevo le sonríe la vida y entabla
una relación estable con Maria Gamba,
con quien no llegaría a formalizar matrimonio,
aunque contaron con descendencia: Virginia,
nacida en 1600; Livia, en 1601 y Vincenzo en
1606. En esta época Galileo reconoce
haber cometido un error relativo a su concepción
de la entidad de la gravedad, tras consultar
a Paolo Sarpi, matemático asesor del
gobierno veneciano, se esfuerza en enmendar
el contenido vertido en "De motu...",
y comienza a trabajar en 1604 en el movimiento
de los cuerpos que se deslizan por planos inclinados
y en la ley del péndulo.
De 1609 data la construcción de su telescopio,
que irá perfeccionando con perseverancia,
basándose en la concordancia de dos lentes
de concavidades contrapuestas. Sus observaciones
con estos instrumentos (réplicas mejoradas
del ideado por Thomas Harriot) le permite obtener
numeroso resultados, desconocidos en esos años.
En particular, descubre las irregularidades
de la Luna, intuye y demuestra la presencia
de satélites en Júpiter y anillos
en Saturno, consigue explicar las fases de Venus
y la composición estelar de la Vía
Láctea, apunta la existencia del movimiento
de libración selénico, etc.; un
cúmulo de novedosos aspectos astronómicos,
que, en parte, recopiló en 1610 en "El
Mensajero de las estrellas", y que fuera
completando en aportaciones posteriores.
El éxito alcanzado por "El Mensajero..."
incrementó el prestigio del pisano, que,
en junio de 1610, le lleva a ocupar el máximo
rango de profesor en la Universidad de Pisa
y a encargarse personalmente del cargo de "Matemático
y Filósofo" personal del Gran Duque
de Toscana: Cosme II de Médicis. Viaja
a Roma en 1611, donde se le recibe con todo
tipo de honores, encumbrado por los astrónomos
pontificios, y, en particular, por el papa Pablo
IV, que no le permite arrodillarse ante su presencia.
También se interesa por él el
gran defensor de la contrareforma, el cardenal
Belarmino, quien solicita de Clavius un informe
detallado de los hallazgos galileanos. .