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Al-Jwarizmi no trabaja con
coeficientes negativos, ni admite soluciones
negativas, de modo que debe estudiar por separado
distintas clases de ecuaciones que hoy no distinguimos.
Los seis primeros capítulos del Álgebra
tratan de cada una de las formas de las ecuaciones
de primero y segundo grado, según se
distribuyan los números, la incógnita
(que el llama la cosa) y su cuadrado. Estas
formas son las siguientes:
| Cuadrado
de la cosa igual a cosa |
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| Cuadrado
de la cosa igual a número |
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| Cosa
igual a número |
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| Cuadrado
de la cosa más cosa igual a número |
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| Cuadrado
de la cosa más número igual
a cosa |
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| Cuadrado
de la cosa igual a cosa más número |
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Cada caso lo aborda mediante un procedimiento
distinto, utilizando construcciones geométricas
inspiradas en los Elementos de Euclides
(recién traducidos al árabe por
al-Hayyay, colega suyo en la Casa de la Sabiduría).
De este modo converge el álgebra hindú
con la geometría griega. Veamos una de
estas construcciones. Al-Jwarizmi explica sus
métodos sabiendo que tienen validez general,
pero con ejemplos numéricos concretos.
Aquí se hará con una ecuación
literal. Para resolver la ecuación

dibuja un cuadrado cuyo lado, supone, es igual
a la cosa. Después prolonga cada uno
de sus lados en ambas direcciones una longitud
igual a
como
se ve en la figura. De esta manera se forman
cuatro cuadrados en las esquinas del cuadrado
inicial, un rectángulo en cada lado,
y un cuadrado final, reunión de todas
las figuras mencionadas 
Sucede
ahora lo siguiente:
Superficies
de los cuadrados de las esquinas = |
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Cuadrado
central más rectángulos
= |
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Sumamos miembro a miembro
ambas igualdades y llegamos a que:
Cuadrado
grande = |
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| Esta
expresión se puede escribir de
esta otra manera: |
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desde
la cual llegamos a la célebre fórmula
de la ecuación de segundo grado: |
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La geometría
en la obra de al-Jwarizmi
En la
parte geométrica del Álgebra aparecen
las reglas para calcular las áreas y
otros elementos de las figuras planas, y aplicaciones
elementales del álgebra a problemas de
triángulos. Muchos de estos problemas
proceden de Herón, algunos con los mismos
datos numéricos. De la superficie del
círculo dice que es igual a la semicircunferencia
por el radio, y lo explica haciendo notar que
la superficie de un polígono regular
es el radio del polígono inscrito (la
apotema) por el semiperímetro. Asimismo,
suministra fórmulas para el área
de un segmento circular y para los volúmenes
del prisma recto, del cilindro, del cono, del
tronco de cono y del tronco de pirámide
de bases cuadradas. A pesar de su brevedad,
la geometría de al-Jwarizmi fue un material
muy útil para los agrimensores y otros
usuarios de la matemática, e influyó
mucho en autores posteriores.
La astronomía y la geografía
La
Geografía está inspirada en la
de Ptolomeo, con algunos añadidos propios.
La aportación en astronomía de
al-Jwarizmi consiste en unas tablas astronómicas
con instrucciones para su uso, pero sin aportaciones
teóricas. Fueron traducidas al latín
por Adelardo de Bath, quien se basó en
una modificación que de ellas había
hecho el matemático madrileño
Maslama, hacia el 1007, para adaptarlas al meridiano
de Córdoba. A través de estas
tablas entró en Europa la trigonometría
islámica. Posteriormente, el inglés
Roberto de Chester las revisó para uso
de Londres.
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