N.H. Abel, matemático noruego del siglo
XIX, fue un genio incomprendido marcado por
la fatalidad. Su vida es un triste , más
bien terrible ejemplo del drama que representa
en numerosos casos, la íntima conexión
de la pobreza y la tragedia. Tuvo que salir
de su tierra, para contactar con los grandes
matemáticos europeos, sin conseguir que
le reconocieran sus sobresalientes méritos
hasta después de su muerte. Su fecunda
idea de la inversión marcó un
hito en la matemática.
Su primera mayor aportación fue la prueba
de la imposibilidad de resolución algebraica
de la ecuación quíntica mediante
radicales. Propulsó luego sobremanera
el desarrollo de la teoría de integrales
elípticas estudiando sus funciones inversas.
Su contribución fue además decisiva
en la fundamentación del análisis
con el uso del rigor, dando precisión
al contexto de series infinitas. La repercusión
de los numerosos resultados que obtuvo en importantes
zonas del análisis , le sitúan
entre los más notables matemáticos
de la historia. Junto a Henrik Ibsen , Abel
es uno de los iconos nacionales de Noruega ..