 |
 |
|
|
 |
Retos Matemáticos |
|
 |
|
|
 |
Érase una
vez un Problema |
|
 |
Publicaciones
de divulgación |
|
 |
|
|
 |
Exposiciones
virtuales |
|
 |
Cultura
y matemáticas |
|
 |
Matemáticas
en Acción |
|
 |
|
 |
Enlaces
de interés |
|
|
|
|
Historia de las
Matemáticas |
|
Matemáticos
| Madame de Châtelet (2 de
4) |
|
|
|
Versión
para imprimir |
|
1706
- 1749 |
|
Su
vida
El 17 de diciembre de 1706 nació Madame
de Châtelet, en Saint-Jean-en-Greve, en
Francia, durante el reinado de Luis XIV, y le
pusieron el nombre de Gabrielle-Émilie
Le Tonnelier de Breteuil.
Los Breteuil ya eran importantes en el siglo
XV e hicieron fortuna en la magistratura y las
finanzas. Su padre, Louis-Nicolas Le Tonnelier
de Breteuil, barón de Preuilly, a los
cuarenta y nueve años se casó
con Gabrielle Anne de Froulay. El rey le otorgó
entonces el cargo de introductor de embajadores
en el que brilló por su perspicacia y
su sentido de la diplomacia.
Émilie desde su más tierna infancia
tuvo el deseo de saber e hizo todos los esfuerzos
para conseguirlo. Sentía curiosidad por
todo, y todo lo quería comprender. Estuvo
rodeada de un entorno excepcional y recibió
una educación atípica para su
época. Sus padres tenían un gran
respeto por el conocimiento y rodearon a sus
hijos de una atmósfera que hoy llamaríamos
intelectual. Demostró poseer una capacidad
inusual y una inteligencia privilegiada. A los
diez años ya había leído
a Cicerón y estudiado matemáticas
y metafísica; a los doce hablaba inglés,
italiano, español y alemán y traducía
textos en latín y griego como los de
Aristóteles y Virgilio.
Estudió a Descartes, comprendiendo las
relaciones entre metafísica y ciencia,
por ello mantuvo durante toda su vida la exigencia
de un pensamiento claro y metódico, dominado
por la razón. Esto, probablemente, le
llevó a adoptar posturas más avanzadas
que las de sus amigos newtonianos. Émilie
fue una pura intelectual cartesiana. Como forma
de pensamiento sólo conocía la
deducción. La inducción no le
satisfacía.
A los diecinueve años, el 20 de junio
de 1725, unos meses antes de la boda de Luis
XV con María Leszczinska, se casó
con Florent Claude, el marqués de Châtelet-Lamon,
miembro de una muy antigua familia de Lorena,
que tenía entonces treinta años.
Tuvo tres hijos de los que vivieron dos, una
hija, Françoise Gabrielle Pauline, y
un hijo, Florent Louis Marie, que nació
un año después.
Después del nacimiento de su tercer hijo,
cuando Émilie tenía 27 años,
volvió a frecuentar la corte. A Émilie
siempre le encantó la vida en la fastuosa
corte de Versalles, gozando con las fiestas,
la ópera y las representaciones teatrales.
Debido a su posición Émilie pudo
obtener los servicios, como profesores, de algunos
buenos matemáticos como Pierre Louis
Moreau de Maupertuis (1698-1759), que posteriormente
alcanzó la fama por su expedición
al Polo Norte para hacer mediciones de la Tierra
y demostrar que no era alargada como defendían
los seguidores de Descartes sino que se achataba
por los polos, como Newton había supuesto.
Cuando Maupertuis se fue a la expedición,
Mme. de Châtelet, aconsejada por él,
recibió clases de Clairaut, al que llamó
“su maestro en geometría y su iniciador
en astronomía”, pues tuvo tanta
influencia como Maupertuis en el pensamiento
de Émilie, ya que Clairaut estaba muy
dotado como profesor. Émilie tuvo otro
profesor, Koenig, alumno del leibniziano Wolff,
que en 1739 fue a vivir a su casa para darle
lecciones de geometría.
El 6 de mayo de 1734 Voltaire se alejó
de París, para huir de la justicia. Se
refugió en el castillo de Cirey-Blaise,
propiedad del marqués de Châtelet,
cerca de la frontera de Lorena, situado en una
región montañosa, a cuatro leguas
de la ciudad más próxima. Émilie
decidió ir a vivir con Voltaire en 1735.
Formó con él una pareja indisoluble,
unida por sentimientos e intereses comunes,
que le proporcionó estabilidad afectiva
y el respeto de un hombre admirado. En él
encontró al compañero de discusiones,
al filósofo, al hombre de espíritu
que ella necesitaba. La relación entre
ellos duró durante el resto de su vida.
En Cirey trabajaron y estudiaron siendo sus
salones centro de intelectuales de toda Europa
que iban allí a aprender con esta excepcional
mujer. En su amplia correspondencia se pueden
leer cartas de los grandes matemáticos
de la época, como Johann Bernoulli, además
de Maupertuis y Clairaut. Formaron una biblioteca
de más de diez mil volúmenes,
mayor que las de la mayoría de las universidades.
En 1748 quedó embarazada. Su hija nació
el 2 de septiembre de 1749, cuando ella estaba
sentada en su despacho y escribiendo sobre la
teoría de Newton. Todo parecía
ir bien, pero ocho días más tarde
murió repentinamente. . |
|
Autoras:
María Molero Aparicio, Profesora de Secundaria,
Liceo Español de París
Adela Salvador Alcaide, Profesora Titular de Universidad,
U. P. Madrid, E. T. S. I. Caminos |
|
|
|
|
|
|
|